La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, presentó la nueva Secretaría Anticorrupción y de Buen Gobierno, que sustituirá a la actual Secretaría de la Función Pública (SFP). Este cambio tiene como objetivo fortalecer la lucha contra la corrupción, especialmente en los contratos públicos, donde se estima que los sobornos representaban el 4.5% del valor total de los contratos antes del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Según las palabras de Raquel Buenrostro, titular de la nueva dependencia, esta transformación permitirá consolidar una administración pública más transparente, eficiente y enfocada en reducir los índices de corrupción a nivel federal y estatal.
Uno de los principales enfoques de la nueva secretaría será la transición de un enfoque correctivo a un enfoque preventivo. Esto implica la modernización de la administración pública, dignificación de la carrera del servidor público, y la consolidación de prácticas de buen gobierno que actúen como un "policía bueno", es decir, una autoridad que acompaña y orienta a los funcionarios en lugar de sancionarlos exclusivamente. De acuerdo con Buenrostro, las prácticas anticorrupción buscarán hacer que la violación de la ley sea más costosa que cumplir con ella, eliminando los incentivos para incumplir contratos o normativas…