Arabia Saudita Pierde Influencia En El Mercado PetroleroLa estrategia saudita enfrenta desafíos internos y externos mientras intenta equilibrar precios y participación en el mercado.
Arabia Saudita enfrenta presiones dentro y fuera de la OPEP+.

La hegemonía de Arabia Saudita en los mercados petroleros, construida durante décadas a través de su liderazgo en la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), enfrenta una erosión significativa. Su capacidad para influir en los precios globales y dirigir la política de producción de la OPEP+ está siendo socavada por tensiones internas entre los miembros del cártel, la competencia externa y cambios estructurales en el mercado energético global.
La estrategia saudita de mantener precios altos mediante recortes de producción ha generado divisiones entre los miembros de la OPEP+. Países como Irak y Kazajistán están presionando para aumentar la producción y maximizar sus ingresos a corto plazo, mientras que Emiratos Árabes Unidos ya obtuvo autorización para añadir más barriles al mercado a partir de enero. Estos movimientos contrastan con los recortes liderados por Arabia Saudita, diseñados para financiar su ambicioso plan de diversificación económica, que incluye proyectos de infraestructura valuados en billones de dólares.
Además, la creciente producción de crudo de Estados Unidos, impulsada por una regulación más laxa bajo la próxima administración de Donald Trump, representa un desafío estructural para la OPEP+. En 2024, se proyecta que la producción estadounidense supere los 13 millones de barriles diarios, un 47% más que la producción saudita en octubre, y este crecimiento podría presionar aún más los precios a la baja.
El dilema saudita radica en optar por mantener precios altos, que arriesgan perder participación de mercado frente a competidores como Brasil, Canadá y Guyana, o aumentar la producción para competir, con el riesgo de hundir aún más los precios. La historia reciente de guerras de precios en 2014 y 2020 mostró que estas estrategias dañan tanto a la OPEP+ como a la economía saudita, sin frenar significativamente la producción de petróleo de esquisto en Estados Unidos.
A nivel interno, las tensiones dentro de la OPEP+ se hicieron evidentes cuando un delegado iraní criticó públicamente la política saudita de mantener precios altos, calificándola como un fracaso. Incluso países miembros como Angola han abandonado el cártel, y otros podrían seguir su ejemplo.
Los analistas advierten que la capacidad de Arabia Saudita para mantener la cohesión dentro de la OPEP+ está en peligro. La Agencia Internacional de Energía proyecta un excedente de más de un millón de barriles diarios el próximo año si no se reducen los suministros, mientras que la desaceleración económica en China y una mayor eficiencia energética están limitando el crecimiento de la demanda global.
En este contexto, Arabia Saudita apuesta a una estrategia a largo plazo, manteniendo restricciones de producción mientras espera que pase el auge del petróleo de esquisto estadounidense. Sin embargo, la presión interna de otros miembros de la OPEP+ y los factores externos como el posicionamiento geopolítico de Estados Unidos podrían complicar aún más su camino.





