Volkswagen ha decidido cerrar al menos tres plantas en Alemania y realizar despidos masivos como parte de un plan para enfrentar problemas estructurales que han afectado su competitividad en mercados clave como Europa y China. Según Oliver Blume, presidente ejecutivo de la compañía, estas medidas son inevitables debido a los altos costos de operación en Alemania y a la necesidad de ajustar la empresa a las demandas del mercado global.
El mercado europeo ha mostrado una caída en la demanda que, junto con los beneficios más bajos en China, ha resaltado problemas de fondo en la estructura de Volkswagen. Blume explicó que los elevados costos en Alemania representan un obstáculo significativo para la competitividad de la empresa, por lo que además del cierre de plantas, se considerará una reducción salarial del 10% para proteger algunos puestos de trabajo.
Volkswagen ha reservado 900 millones de euros para implementar estas medidas de reestructuración, demostrando la urgencia y magnitud del cambio que se avecina. Aunque los objetivos de reducción de costos son estrictos, Blume aseguró que la empresa aún tiene flexibilidad en la forma de implementarlos, buscando así preparar a Volkswagen para un futuro en un mercado automotriz cada vez más competitivo y desafiante.