La declaración anual es un reporte que deben enviar ciertos contribuyentes al Servicio de Administración Tributaria durante el mes de abril. Este proceso, regulado por el artículo 150 de la Ley del Impuesto sobre la Renta, no solo permite cumplir con la legislación fiscal vigente, sino que también representa una oportunidad para solicitar devoluciones si se aprovechan correctamente las deducciones autorizadas.
No todas las personas físicas están obligadas a presentar la declaración anual, pero sí aquellas que hayan tenido ingresos por salarios en más de un empleo durante el mismo ejercicio, que hayan dejado de laborar antes de finalizar el año, que hayan percibido más de $400,000 pesos o que hayan recibido ingresos adicionales por conceptos como intereses o rentas. También deben presentar esta declaración quienes obtuvieron ingresos por actividades empresariales, servicios profesionales, arrendamiento de inmuebles, rendimientos financieros, plataformas tecnológicas como Uber o Airbnb, o por la enajenación de bienes inmuebles, premios, dividendos o participaciones. Si los ingresos obtenidos por préstamos, donativos o herencias superan los $600,000 pesos, también debe presentarse la declaración.
Las personas físicas que tributan en el Régimen Simplificado de Confianza están exentas de esta obligación si sus ingresos provienen únicamente de actividades empresariales, servicios profesionales o…